Respirar sintiendo

Cuando las palabras no nacen, 
 por que el alma quedó muda, 
la noche comienza su transitar 
por los caminos de la duda.  
Con el paso del tiempo, 
el silencio se hace compañero, 
las presencias nos alegran 
y el dolor se va yendo. 
Todo pasa, todo cambia. 
Es cuestión de respirar sintiendo.

En tiempos de contienda





Buceo en las profundidades de mi alma,
 buscando respuestas. 
 Invoco los más antiguos recuerdos, 
 en estos tiempos de contienda. 
 Navego los mares interiores, 
 tratando de encontrar las huellas 
 que dejaron mis ancestros, 
 para que yo aprendiera.

Con los ojos de la Fe






Cuando ponemos nuestra fe en el Señor, 
podemos enfrentar el peligro más grande,
la prueba más difícil… y salir fortalecidos. 
Porque El nos da la fuerza, la destreza,
la palabra justa, el sabio pensamiento. 
El nos lleva a la verdad de los hechos que no vemos, 
Nos advierte el peligro y nos inspira el movimiento. 
Nos marca el compás de las horas, 
Nos da el instante, en el que el tiro saldrá perfecto.
Si seguimos las inspiraciones del corazón,
Que El tan amorosamente nos regala, 
habremos alejado al enemigo sin dañar a nadie, 
dando el golpe certero a tiempo.

Cuestión de FE


Detrás del silencio del universo, detrás de las nubes de la historia, ¿hay o no hay un Dios? Y si lo hay ¿nos conoce?, ¿tiene que ver con nosotros? ¿Es un Dios bueno y la realidad del bien tiene poder en el mundo o no?
Estas preguntas están actuales, están tan  teñidas de amargura y dolor,  como en pocos periodos de la historia. Y ante la inquietud que crece, muchos contemporáneos se atormentan: ¿por qué este Dios que nuestro corazón busca e intuye, no se deja oír?
Donde encontramos a Dios?
Yo conozco tres caminos:
Primero, la oración. En el llanto ahogado, en la zozobra y la desesperación, elevar el alma al cielo pidiendo auxilio, nos abre una puerta al Padre, que siempre escucha nuestro pesar y viene a nuestro encuentro.  Siempre. Viene trayendo consuelo, dándonos una paz que nada ni nadie puede darla.
Segundo, creer más allá de todo argumento, de todo planteo. Creer ciegamente, entregar nuestra confianza a Dios, más allá de toda duda, de todo temor, de todo fastidio.  Cuando ponemos el alma en ese Dios que no vemos y del que no tenernos más pruebas que las que El quiera darnos, y hacemos de esta profesión un hábito que la haga visible en lo cotidiano, comenzamos a transitar los caminos del creyente que da testimonio en silencio, con los hechos.
Tercero, la caridad. Cuando la profesión de fe en Dios se hace hábito y vida, se convierte  en una llama de amor que encienda nuestro ser, que nos mueve por amor a ayudar y acompañar al prójimo, especialmente en sus tiempos de gran zozobra y amarguras, en sus crisis de oscuridad y llanto.”

EL nos acompaña





Después de la batalla,
donde todo es fuego y cenizas, 
bendita gracia del cielo es el rocío 
que aplaca la ira y lava las heridas, 
que calma la sed y adormece los sentidos. 
 Vuelven los tiempos de la calma, 
 donde renovamos las fuerzas para seguir la marcha. 
 Día de gratitud, de descanso y Alabanza, 
porque en todo momento, El nos acompaña.