Somos suspiros acariciados por el viento,
en instantes solo desaparecemos.
Pura energía del cielo que por breve tiempo, toma la forma humana.
Acaso es lógico aferrarnos a lo que nace muriendo?
No olvidemos que somos el soplo de Dios, y a El nos debemos.
No abracemos la nada cuando somos obra del Supremo.