El regreso de las vacaciones

Desde hace varios años, tengo la bendición de poder tomar vacaciones y disfrutarlas en mi tierra natal. Preparo los bolsos y junto a mi hija, comenzamos el viaje en vísperas de Navidad. Como mi profesión tiene un mes de descanso, nos tomamos ese mes para disfrutarlo; y lo hacemos en familia.

El centro de reunión familiar es la casa natal, donde papá y mamá nos esperan muy ansiosos a todos, comenzando las tareas desde los primeros días de diciembre. Reacondicionan la casa grande para que nos podamos instalar los 17. Mamá empieza a hacer los encargos a los proveedores de su negocio, para tener todos los ingredientes de las comidas programadas, la bebida de niños y grandes, y los postres. Papá durante el año va preparando los fiambres y sumando en los freezer el cordero, el lechón, el chivito, el pavo y los costillares de vaca.

Nosotros también hacemos nuestro acopio de delicias para compartir. Cada uno lleva algo distinto y novedoso. Pensamos y buscamos algo diferente para sorprender. De ese modo vamos probando las delicias culinarias de distintos pueblos.

Los más audaces en ese tema somos Julio y yo. Somos capaces de probar nuevos sabores y llevamos recetas incorporando ingredientes que normalmente en casa no se consumen.

Al principio los mas tradicionales se resisten, pero a la hora de probar, prueban todos y a la mayoría le gusta el plato nuevo.

También llevamos los regalos del Niño Dios para cada uno. A la media noche del 24, cuando nuestro Señor nace en los corazones de todos nosotros, misteriosamente y luego de un apagón de luz en la casa, los niños vuelan hacia el Árbol de Navidad, donde están los tesoros envueltos con papeles de muchos colores.

Todos agradecidos y felices recibimos como niños los presentes, nos abrazamos y deseamos lo mejor, con el corazón puesto en nuestro Dios.

Ver la felicidad en todos, especialmente en papá y mamá, es para mí la mayor ofrenda que le podemos poner en los pies a nuestro querido Salvador.

Trabajamos todos los días del año, para mantener fuertes los lazos de amor y lealtad entre todos. Respetamos los silencios y las decisiones de cada uno. Todos hacemos para que nuestros viejos sean felices. Buscamos transmitir esa unión familiar a nuestros retoños, que esperan ilusionados las vacaciones de verano e invierno, para estar los 5 juntos.

Esta vez el Año Nuevo lo esperamos en casa de mi hermana Menor, por que estaba de turno en en el Policlínico donde trabaja como instrumentadora quirúrgica. Disfrutamos también unos días en casa de mi tía del alma.

Sí, mis vacaciones son familiares, y espero en Dios lo sean por muchos años.

Me llenan el alma en ese renovado voto de amor. El reencuentro con mis seres queridos, confirman en mi interior, que el amor y la familia son lo mas valioso y sagrado de la vida. Renacen las fuerzas desde la alegría permanente, preparando nuestras almas para escalar la montaña que cada año nuevo, nos pone enfrente.

Ya de regreso en casa, estoy comenzando a tomar ritmo nuevamente en las tareas. Esta vez la serenidad y la renovación es tan grande que me siento ligera, más libre y esperanzada.

Que este estado del alma perdure bastante... porque es hermoso sentirlo.

Feliz por recomenzar las charlas y las visitas con mis amigos bloggeros. A ustedes les dejo muchos cariños y los mejores deseos para esta Año que comenzamos.