En silencio

"La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón...! (Heb. 4,12)

El cristiano es un servidor de la Palabra, se deja educar por ella, y en ella tiene la serena confianza de una fecundidad que excede sus fuerzas: "... Ella no vuelve a Mí estéril, sino que realiza todo lo que Yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé" (Is. 55,10-11).

El cristiano no es dueño de la Palabra, no es suya, solo es su servidor.

Para que sea posible esa escucha de la Palabra "que es vida", el creyente debe gustar del silencio.

Es en el silencio donde la Palabra se manifiesta, nos da vida y nos ilumina.

Seamos capaces de hacer silencio. De Orar en silencio. De acallar el alma par sentir la maravillosa vos de Dios, que se hace presente en la Palabra que nos llena y nos vivifica.

En silencio, y en comunión con todos ustedes viviré estas Pascuas de Resurrección.

Dios los bendiga queridos hermanos.


Esta meditación tiene su fuente en las palabras del Arzobispo Gorge M. Bergoglio en su libro El verdadero poder es el Servicio (pag. 35)

Nunca te quedes sin tu sueño

Si alguna vez alcanzaron la zanahoria, saben como se siente estar en la meta y sentir el vacío de no tener algo por que correr...

Hasta que algo nuevamente nos atrae, y comenzamos a correr en procura de alcanzarlo.


Que sea el Señor, nuestra verdadera Meta. De ese modo, ya nada nos distraerá y estaremos ocupados toda la vida en seguirlo...

Oración para ser libre de los temores y miedos























" No tengas miedo, solamente ten fe" Marcos 5, 36

"Jesús, tú que animaste a los hombres y mujeres de todos los tiempos a no dejarse dominar por los temores y los miedos, hoy tengo que reconocer delante de Tí que hay momentos en que he sentido mucho miedo y turbación.

Momentos que han sido o que aún son desconcertantes y tormentosos.

Por eso hoy te digo:

Jesús, ven a mí en esos momentos en que tengo miedo.

Ven a mí cuando dudo, cuando me atormento por el sufrimiento y la incomprensión.

Ven a mí cuando los temores y los ruidos interiores me afectan y quedo bloqueado, sin fuerzas y sin saber que hacer.

Ven a mí en los momentos en que me sienta atormentado por la sensación de pérdida y por la tentación de pensar que no estás cerca.

Ven a mí cuando se enferma mi cuerpo, pero también si se enferma mi mente o mi espíritu.

Ven a mí para perdonarme por las veces que he pecado pensando que estabas lejos, que no me amabas o que no te interesaban mis sufrimientos y los de las personas que amo.

Ven a mí, pues yo sin Ti no tengo calma.

Ven a mí, porque sin Ti no encuentro paz en nada.

Ven Señor Jesús, ven pronto a mi vida.

Así sea.

No ha aprendido la lección de vida aquel que no vence un temor cada día - Ralph Waldo Emerson

Oración extraída de A TI VENGO, SEÑOR 3 - del P. Gustavo E. Jamut, OMV

Ser crisma y caricia del que sufre


Hoy sigo compartiendo los pensamientos del Cardenal Jorge Mario Bergoglio en su libro "El verdadero poder es el SERVICIO"


..." solo aquél que se reconoce vulnerable es capaz de una acción solidaria. Pues conmoverse ("moverse - con"), compadecerse ("padecer - con") de quien está caído al borde del camino, son actitudes de quien sabe reconocer en el otro su propia imagen, mezcla de tierra y tesoro, y por eso no la rechaza. Al contrario la ama, se acerca a ella y sin buscarlo, descubre que las heridas que cura en el hermano son ungüento para las propias. La compasión se convierte en comunión, en puente que acerca y estrecha lazos. Ni los salteadores ni quienes siguen de largo ante el caído, tienen conciencia de su tesoro ni de su barro.


Por eso, los primeros no valoran la vida del otro y se atreven a dejarlo casi muerto. Si no valoran la propia, ¿cómo podrán reconocer como un tesoro la vida de los demás?.

Los que siguen de largo a su vez, valoran su vida pero parcialmente, se atreven a mirar solo una parte, la que ellos creen valiosa: se saben elegidos y amados por Dios ( llamativamente en la parábola son los dos personajes religiosos en tiempos de Jesús: un levita y un sacerdote) pero no se atreven a reconocerse arcilla, barro frágil. Por eso el caído les da miedo y no saben reconocerlo, ¿cómo reconocer el barro de los demás si no aceptan el propio?

... si en algo debería ser experto todo catequista (- yo diría todo cristiano - ) es en su capacidad de acogida, de hacerse cargo del otro, de ocuparse de que nadie quede al margen del camino....

En esta hermosa vocación artesanal de ser "crisma y caricia del que sufre" no tengas miedo de cuidar la fragilidad del hermano desde tu propia fragilidad: tu dolor, tu cansancio, tus quiebres; Dios los transforma en riqueza, ungüento, sacramento...

"Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados. Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Cor 4,8 - 10)

...Es en la fragilidad donde todos somos llamados a ser catequistas. La vocación no sería plena si excluyera nuestro barro, nuestras caídas, nuestros fracasos, nuestras luchas cotidianas: es en ella donde la vida de Jesús se manifiesta y se hace anuncio salvador. Gracias a ella descubrimos los dolores del hermano como propios. Y desde ella, la voz del profeta se hace Buena Nueva para todos."

Para meditar largo tiempo...

Espero sepamos aceptar nuestra condición de tesoro y barro.

De ese modo podremos estar mas serca del hermano y amarlo como a nosotros mismos...

Que es Adorar?

Desde que comenzó la cuaresma, estoy leyendo un libro que compré para meditar especialmente. Es del Cardenal Argentino Jorge Bergoglio, y se llama “El verdadero poder es el SERVICIO”
Como me gustó mucho su vision sobre el tema, quiero compartir con ustedes sus palabras sobre la Adoración…

“¡Hoy más que nunca se hace necesario adorar!

Porque adorar es postrarse, es reconocer desde la humildad la grandeza infinita de Dios. Sólo la verdadera humildad puede reconocer la verdadera grandeza, y reconoce también lo pequeño que pretende presentarse como grande. Quizá una de las mayores perversiones de nuestro tiempo es que se nos propone adorar lo humano dejando de lado lo divino. “Sólo al Señor adorarás” es el gran desafío ante tantas propuestas de nada y vacío. No adorar a los ídolos contemporáneos - con sus cantos de sirena – es el gran desafío de nuestro presente, no adorar lo no adorable es el gran signo de los tiempos de hoy. Ídolos que causan muerte no merecen adoración alguna, sólo el Dios de la vida merece “adoración y gloria” ( Cfr. DP 491)

Adorar es mirar con confianza a Aquél que aparece como confiable por que es dador de vida, instrumento de paz y generador de encuentro y solidaridad.

Adorar es estar de pie ante todo lo no adorable, porque la adoración nos vuelve libres y nos vuelve personas llenas de vida.

Adorar no es vaciarse sino llenarse, es reconocer y entrar en comunión con el Amor. Nadie adora a quien no ama, nadie adora a quien no considera como su amor. ¡Somos amados! ¡Somos queridos!, “Dios es amor”. Esta certeza es la que nos lleva a adorar con todo nuestro corazón a Aquel que “nos amó primero” (1 Jn 4,10).

Adorar es descubrir su ternura, es hallar consuelo y descanso en su presencia, es poder experimentar lo que dice el salmo 22: “Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, por que tú estás conmigo…Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida”.

Adorar es ser testigos alegres de su victoria, es no dejarse vencer por la gran tribulación y gustar anticipadamente de la fiesta del encuentro con el Cordero, el único digno de adoración, quién secará todas nuestras lágrimas y en quien celebramos el triunfo de la vida y del amor, sobre la muerte y el desamparo (Cfr. Ap. 21 - 22).

Adorar es acercarnos a la unidad, es descubrirnos hijos de un mismo Padre, miembros de una sola familia, es como lo descubrió San Francisco, cantar las alabanzas unidos toda la creación y a todos los hombres. Es atar los lazos que hemos roto con nuestra tierra, con nuestros hermanos, es reconocerlo a El como Señor de todas cosas, Padre bondadoso del mundo entero.

Adorar es decir “Dios”, y decir “vida.”
Encontrarnos cara a cara en nuestra vida cotidiana con el Dios de la vida, es adorarlo con la vida y el testimonio. Es saber que tenemos un Dios fiel que se ha quedado con nosotros y que confía en nosotros.

Adorar es decir AMÉN!”

Estas meditaciones fueron del Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, SJ, en una Carta a los catequistas en agosto de 2002.

Felicidad y Perpetua

Hoy, en el natalicio de mi abuela paterna, a la que llamaron Felicia Perpetua, quiero recordarla honrando sus dos santas protectoras.

Fueron dos jóvenes santas mártires.


Bajo el poder del emperador Septimio Severo fueron detenidas en Cartago junto con otros adolescentes catecúmenos. Perpetua era madre de un niño de pecho y Felicidad su sierva, estaba entonces embarazada. Al llegar el momento, en medio de los dolores del parto se alegraba de ser expuesta a las fieras, y de la cárcel. Las dos confirmaron su fe, caminando al anfiteatro con rostro alegre, pues iban camino al cielo (203).


Perpetua, escribió en prisión el diario de su arresto, de las visitas que recibía, de las visiones y de los sueños, y siguió escribiendo hasta la víspera del suplicio. Los escritos de Perpetua formaron un libro que se llama Pasión de Perpetua y Felicidad, que después completó otra mano, tal vez la de Tertuliano, que narró cómo las dos mujeres fueron echadas a una vaca brava que las corneó bárbaramente antes de ser decapitadas.


Este testimonio de Fe y entrega por amor a Cristo siempre marcó la vida espiritual de mi abuela, quien se ocupó especialmente de adentrarnos a todos sus nietos en el camino de la Fe.

Fue quien nos enseñó a orar desde muy pequeños y nos llevaba a misa todos los domingos.

Como cada nieto pasaba una noche con ella, juntos leíamos la historia de algun santo.
Nos cantaba historias que ocurrían en la Biblia.
Y por último nos iba recitando las oraciones hasta que las aprendíamos oralmente, pues todavía no íbamos al colegio.

Gracias por darnos el tesoro mas grande Nonita!!!
Te amamos y te llevamos en el alma, como todos los días.

Usando la Razón "y" con mucha Fuerza


Querido Chile, como desde tus orígenes, hoy te toca levantarte otra vez...

Guiado por la Razón y el conocimiento sabras reconstruir vuestra Patria, con todo el amor y el empeño del que son capaces.

Con la Fuerza que los une y los mantiene laboriosos, sabrán enfrentar la adversidad con tesón y valor.

Los hermanos latinoamericanos estamos atentos a vuestras necesidades y a vuestros pedidos.
No están solos... nunca lo estuvieron.

Así como cruzamos los Andes a caballo y lomo de mulas para enfrentar al enemigo común de antaño, hoy sabremos cruzar las veces que haga falta para ayudarlos a levantarse otra vez.

Dios los bendiga y los asista.

Un abrazo desde San Juan de la Frontera.