Ser crisma y caricia del que sufre


Hoy sigo compartiendo los pensamientos del Cardenal Jorge Mario Bergoglio en su libro "El verdadero poder es el SERVICIO"


..." solo aquél que se reconoce vulnerable es capaz de una acción solidaria. Pues conmoverse ("moverse - con"), compadecerse ("padecer - con") de quien está caído al borde del camino, son actitudes de quien sabe reconocer en el otro su propia imagen, mezcla de tierra y tesoro, y por eso no la rechaza. Al contrario la ama, se acerca a ella y sin buscarlo, descubre que las heridas que cura en el hermano son ungüento para las propias. La compasión se convierte en comunión, en puente que acerca y estrecha lazos. Ni los salteadores ni quienes siguen de largo ante el caído, tienen conciencia de su tesoro ni de su barro.


Por eso, los primeros no valoran la vida del otro y se atreven a dejarlo casi muerto. Si no valoran la propia, ¿cómo podrán reconocer como un tesoro la vida de los demás?.

Los que siguen de largo a su vez, valoran su vida pero parcialmente, se atreven a mirar solo una parte, la que ellos creen valiosa: se saben elegidos y amados por Dios ( llamativamente en la parábola son los dos personajes religiosos en tiempos de Jesús: un levita y un sacerdote) pero no se atreven a reconocerse arcilla, barro frágil. Por eso el caído les da miedo y no saben reconocerlo, ¿cómo reconocer el barro de los demás si no aceptan el propio?

... si en algo debería ser experto todo catequista (- yo diría todo cristiano - ) es en su capacidad de acogida, de hacerse cargo del otro, de ocuparse de que nadie quede al margen del camino....

En esta hermosa vocación artesanal de ser "crisma y caricia del que sufre" no tengas miedo de cuidar la fragilidad del hermano desde tu propia fragilidad: tu dolor, tu cansancio, tus quiebres; Dios los transforma en riqueza, ungüento, sacramento...

"Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados. Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Cor 4,8 - 10)

...Es en la fragilidad donde todos somos llamados a ser catequistas. La vocación no sería plena si excluyera nuestro barro, nuestras caídas, nuestros fracasos, nuestras luchas cotidianas: es en ella donde la vida de Jesús se manifiesta y se hace anuncio salvador. Gracias a ella descubrimos los dolores del hermano como propios. Y desde ella, la voz del profeta se hace Buena Nueva para todos."

Para meditar largo tiempo...

Espero sepamos aceptar nuestra condición de tesoro y barro.

De ese modo podremos estar mas serca del hermano y amarlo como a nosotros mismos...

1 comentario:

Daniel Espinoza dijo...

Que hermoso posts garcias.
Me gusto mucho..